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Análisis del Muro 
de la Vergüenza

por Pedro Flecha


 
 
El Muro de la Vergüenza es una acción de calle de La Resistencia en Lima, dentro de la Campaña contra la Impunidad. 

Este consiste en  un panel de tela montado en andamios de 17 metros de largo y 4 metros de altura.

El panel se coloca actualmente en el frente del Palacio de Justicia los días miércoles de 10 a.m. a 1 p.m. 

En el panel se han colocado fotos de muchos de aquellos, militares, empresarios, gente de medios etc. que han estado envueltos con la corrupción fujimontesinista. 
El público asistente usando plumones y pinceles escribe textos respecto a estos personajes. Los encargados del Muro interactúan con el público explicando, absolviendo preguntas y manteniendo el orden.

Se le permite al público escribir, pero no poner fotos ni comunicados din autorización. Lo que pueden escribir es absolutamente libre.
  

El Muro actualmente opera como un medio interactivo de recolección y difusión de opiniones de forma directa.

Varios cálculos indican que entre 10 a.m. y 1 p.m. pasan frente al mismo unas 4,000 personas a pie. De estas aproximadamente 3,000 se detienen por más de 5 minutos, manteniendo un público constante de 80 a 100 personas frente al Muro. 

El mismo también conforma un espacio público donde los asistentes discuten temas políticos. 

De acuerdo a parámetros estadísticos se calcula que la información rebota a 10 personas, lo cual nos lleva a un universo de 40,000 por semana. 


 
 
El Muro es una especie de “dazibao” interactivo y su nivel de influencia se supone que es a nivel de inconsciente colectivo, actuando como un “activador” de asociaciones de imágenes y textos con conceptos de carácter intuitivo tales como justicia, sanción , deslealtad etc. Los textos escritos en el lenguaje popular al ser leídos por otros miembros del mismo pueblo generan una identificación y reafirmación de sus propios conceptos. 

Esta influencia se comprueba con la forma en que ha mutado el tipo de diálogo de los asistentes –que nunca son los mismos-  pues de la discusión electoral de las primeras semanas se ha pasado a lo que creemos es –y era nuestro objetivo- una comprensión de la anti-impunidad. Los comentarios del último Muro han sido directamente referidos a “Estos son los verdaderos culpables”, “deberían fusilarlos” etc.

De lo que estamos hablando es que se comprueba un efecto mariposa, producto de la divulgación de opiniones y el crecimiento de la identificación en el sentido que “El Muro es del Pueblo”. Demás está decir que el Muro es muy apreciado y agradecido por la gente.

Esto abre mayores posibilidades que nos permiten pasar de la denuncia a la conducción, mediante el mejoramiento gráfico,  la propagación de la instalación de muros, así como a la potencialización de los factores interactivos con el ordenamiento de la información directa que se puede obtener del público. 


Lo que se plantea es que el Muro es un mecanismo interactivo  de opinión y conducción con posibilidades de dinámica social

Estas posibilidades se deben a que el silencio de los medios de prensa escrita, radial y televisiva sobre las particularidades de la corrupción privada en su relación con la corrupción del fujimontesinismo ha generado un estado de ira subyacente en el pueblo, que se activa por ver reflejada su propia opinión anónimamente en el Muro.
 
 

El efecto mariposa, que es definible y calculable matemáticamente, no es otra cosa que lo que criollamente se llama “bola”, cuya mecánica de difusión es similar a las famosas “cadenas de cartas”. 

Lejos de ser un sistema elemental, refleja los sistemas no lineares del funcionamiento de la naturaleza.  Su eficiencia radica en que lo comunicado directamente en forma audaz, en un escenario conservador que oculta información, se potencia por sí mismo , como un gen encontrando canales inconscientes de gran efectividad cultural.


 
El Muro tiene claramente dos etapas, la primera de resistencia política contra la dictadura (Plaza San Martín) cuya influencia fue indudable. La segunda (Palacio de Justicia), contra la impunidad, que  se inicio como una especie de recordatorio complementándose con una función pedagógica –por la interacción verbal de los encargados con los asistentes-  ha llegado a ser lo que calificamos como un generador de memes, es decir de ideas culturales autosuficientes, cuyos mecanismos de propagación  son similares a los de la genética.
 

 
 

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